En búsqueda del génesis y la conformación progresiva de lo fantástico en la teoría
literaria occidental
Esteban
Vera
Valparaíso,
Chile
Yo
vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas
que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los
cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía
explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse
con la inteligencia razonante.
(Julio Cortázar. El sentimiento de lo
fantástico)
Resumen: El artículo permite aproximar el desarrollo
diacrónico de los estudios pertenecientes a la literatura fantástica,
estableciendo sus definiciones, delimitaciones, tipologías y otros análisis que
la crítica ha realizado a lo largo de la historia literaria. Bajo la mirada de ciertos teóricos ineludiblesse
analizan períodos específico y se aproxima a la temática comenzandodesde
elementos hereditarios de los clásicos hacia el siglo XIX, donde proliferaron
sus escritos y obras como una nueva literatura. Para luego observar el quiebre
del siglo XX, con el estudio crítico de lo fantástico hasta nuestros días donde
el concepto se complejiza y oscila entre la abstracción y la obra literaria
como tal. Finalmente el análisis se concluye postulandoun espacio donde se
comience a hablar de lo fantástico como género literario.
Palabras clave: fantástico, literatura fantástica, género literario, crítica literaria
1.
Hacia
una definición de lo fantástico
Los términos semánticos de ‘fantasía’, ‘fantástico’,
‘maravilloso’, ‘extraño’, ‘ficción’, ‘ciencia ficción’ etc., han sido mezclados
o mal definidos en distintas formas y ocasiones. Este problema es muy común,
puesto que el término ‘fantástico’ es relativamente nuevo dentro de la historia de la crítica
literaria.
La DRAE define fantasía como “ficción, cuento o novela de pensamiento
elevado e ingenioso”; y fantástico como “quimérico, fingido que no tiene
realidad y consiste solo en la imaginación”. Desde ya, se advierte la disparidad
en los significados de ambas definiciones, en un mismo sentido pero en términos
más teóricos, la crítica literaria ha estudiado lo fantástico y la literatura
fantástica desde distintas posturas, muchas de las cuales permiten concretar
con cierta consistencia y autonomía mayores a las tratadas de manera
superficial.
1.1.
Legado clásico
Hablar de literatura fantástica implica repasar brevemente ciertas
bases del legado literario greco-romano. Desde las grandes andanzas, hazañas,
viajes y vicisitudes de los héroes[1], tanto en La Ilíaday
La Odisea de Homero, como en La Eneida de Virgilio, permiten
entender que el motivo del viaje y los héroes son algunas bases de lo que será
la literatura fantástica[2]. Sin embargo, faltaba
reconceptualizar la narración en la literatura: el advenimiento de la
Modernidad en el otoño de la Edad Media, permite entender, por ejemplo, el
carácter pseudohistórico del cantar de gesta y luego la novela de
caballerías; ambas ficcionalizan[3] la narración otorgándole
características que van más allá de lo posible para que el humano las realice
(fuerza sobrenatural, ayuda divina, bestias mitológicas, magia, hechizos,
espacios y situaciones desconocidas, núcleos narrativos, etc.). El siguiente
período que va desde el renacentista, manierista y hasta el barroco, adopta lo
que se conoce como épica culta en sus dos vertientes: óptica italiana e
hispánica. Desde aquí ya se comienza a hablar de un relato de trasfondo
histórico o fantasioso. El germen de lo fantástico comienza a posesionarse en
los géneros literarios primarios, puesto que la épica comienza a mezclarse con
la novela, el drama y la lírica para perpetuarse. Tanto la epopeya como el
cantar de gesta y la novela de caballerías darán origen a lo que se conocerá
siglos más tarde como la fantasía heroica que muy bien supo desarrollar
J.R.R. Tolkien[4]
en su creación de la Tierra Media.
1.2.
Ambigüedad léxica para lo fantástico
A partir del siglo XIX, el término fantástico comienza a ser utilizado
para definir a una nueva realidad literaria que tendrá su base en la llamada
literatura de terror, oponiéndose a la cosmovisión divina de la época y
transgrediendo las normas de producción literaria, tratando temas que escapaban
a las explicaciones lógicas y naturales literarias. El elemento primordial para
difundir lo fantástico, será el cuento, publicándose en una amplia variedad de
revistas de la época, tanto en Europa como en Hispanoamérica.
En este sentido, H. P. Lovecraft, Roger
Caillois, Louis Vax, Rafael Llopis comparten una misma característica al hablar
de lo fantástico, por otro lado, Belevan llama “la visión de lo fantástico a
través del Miedo, es decir, una óptica fantástica que filtra su mirada a
través del prisma del terror” (1976: 72): en síntesis, explica que la aparición
de lo fantástico se explica solo a través del efecto de terror. La definición
anterior provoca una atmósfera y una determinada sensación dentro de la
experiencia real (ordinaria) que no logra ser explicada por la concepción de
mundo “normal”. Frente a esto, García de
la Puerta dijo: “creemos que el miedo no es condición necesaria de lo
fantástico en literatura y que basar lo fantástico en función de los
sentimientos de angustia o terror que pueda provocar la obra supone una
reducción del número de obras que podrían considerarse fantásticas de un modo
tan drástico como impreciso” (2001: 72–73). Lo fantástico será fuente de terror
en la medida que trate lo desconocido. La domesticación del terror, será vista
en el siglo siguiente con el apogeo de la tecnología, los estudios psicológicos
y las nuevas formas artísticas rupturistas. Elia Barceló afirmaba que “no todos
los relatos fantásticos producen el mismo tipo de sensación y no siempre están
relacionados con lo terrorífico”. (López Teresa & Moreno Fernando 2008:30)
Para el caso de los cuentos de hadas, se
deberá entender que desde un principio, iban dirigidos hacia el público adulto
y no a los niños como actualmente se considera, en este ámbito, los temas del
poder, las pasiones, problemas existenciales, de discriminación, violencia,
etc., eran tratados en estos cuentos que en su mayoría fueron recopilados por
los hermanos Grimm ,Johann Karl AugustMusäus, BenedikteNaubert
y Franz XaverSchönwerth
entre otros.
Es a partir de Poe, que el mundo
fantástico exterior se traslada el fantástico interior, puesto bajo observación
crítica, la lucha contra lo oculto será un tema que el psicoanálisis tratará
hasta nuestros días.[5]
Sin embargo cabe considerar que“no hay un modelo que pueda considerarse completo
o satisfactorio para todos”. (García de la Puerta 2001: 57)
2.
Un
género por sí mismo: la literatura fantástica como categoría fluctuante
Como género, la idea de lo fantástico
goza de cierta autonomía literaria gracias a las distintas teorías que le han
abierto camino en sus estudios, no obstante, por sí solas no permitirían este
avance, las mismas obras literarias que contienen los requerimientos necesarios
para hablar de literatura fantástica han logrado su desarrollo. Sin dejar de
ser constituido como un conjunto de reglas, según Méndez P., esto sería una
postura relativista debido a que todo género en la literatura está en constante
evolución.
En el siglo XX, el estudio más criticado
y referencial respecto a los estudios de lo fantástico como género fue el que
hizo el francés Tzvetan Todorov, quién en los sesenta formula su teoría sobre
lo fantástico, mencionando, en breves palabras, que el término fantástico se
encuentra entre lo maravilloso y lo extraño. Siendo solo un momento de duda/ vacilación
de parte del lector/personaje/narrador, mientras decide darle una resolución a
lo experimentado. No obstante, menciona el crítico, que es imprescindible
definir a lo fantástico como género. Su estudio permite comenzar a hablar de lo
fantástico como género literario propio, mencionando que en la duda/vacilación
radica su verdadera naturaleza; a pesar de lo planteado, aún no puede separarlo
de lo maravilloso y lo extraño. Unos veinte años más tarde, Malrieu va un poco
más allá que Todorov, focalizando “la esencia de lo fantástico en la confrontación
del personaje con un fenómeno que descoloca completamente los esquemas de su
racionalidad” (Méndez 2013:76). Lo que
hacen muchos críticos es ceñirse a la intervención de estas dos teorías
mencionadas e ir perfilando los rasgos esenciales de lo fantástico.
Las críticas hechas a la teoría de
Todorov se basan, sobre todo, en no tener un espacio real textual y más bien
basarse en un momento virtual donde se produce un verdadero horizonte de
sucesos que resuelven lo fantástico hacia lo maravilloso o hacia lo extraño. La
explicación anterior dejaría a un reducido número de obras (cuentos) que
podrían considerarse entonces como fantásticas, estas transgreden el concepto
de realidad. Además, la caracterización del francés deben basarse en que el
lector real (sujeto lector) debe tomar una función implícita para experimentar
lo fantástico: si no tiene los códigos socioculturales necesarios, no se podrá
acceder al centro de la obra, esto pondría en jaque la teoría, puesto que
podría interpretarse como una arbitrariedad lectora.
Otra teoría opuesta a la de Todorov es
la de Jacques Finné, quien al momento de hablar de la estructura narrativa de
un relato fantástico menciona que debe estar presente el concepto de
explicación, que determina “la existencia en el relato fantástico de dos
vectores: un vector de tensión, que comprende la elaboración progresiva
de una atmósfera fantástica donde surgen los hechos que chocan contra la
racionalidad del lector, y un vector de distensión, que viene a aliviar
o a suprimir la tensión gracias a un tipo determinado de explicación que ha
podido ser percibida por el sentido mismo de los acontecimientos…” (Méndez
2013: 87).
Ana María Barrenechea define este asunto
como la sensación de problematización que se deriva del contraste o tensión
entre lo normal y lo anormal en la narración. Difiere de Todorov afirmando que
“la ‘duda’ no puede ser nunca un rasgo definitorio de dicho género” (1985:
47).Los españoles también han estudiado del tema. Antonio Risco, en sus
diversas investigaciones, ha llegado a la siguiente conclusión respecto a lo
fantástico:
Tiendo a considerar la literatura fantástica como aquella en que lo extranatural se enfrenta con lo natural produciendo una perturbación mental, de cierto orden, en algunos de los personajes que viven la experiencia y, en segundo término, en el lector. Es decir, que de un modo u otro ese encuentro ha de presentarse como sorprendente o escandaloso. Tales escándalo o sorpresa no se producen [. . .] en la literatura estrictamente maravillosa, ya que en ella lo extranatural tiende a mostrarse como natural, en un espacio que, por ello, puede llegar a ser muy diferente del que vive el lector en su cotidianidad (…)Ahora bien, si el ámbito básico que simula el relato es ya de algún modo prodigioso, aunque luego se produzcan en él prodigios todavía mayores que dejen atónitos a los personajes, el texto entra sin la menor duda en la categoría de lo maravilloso. Lo fantástico ha de partir siempre de una perspectiva realista (1987: 139–140).
Lo anterior da cuenta de otro punto
focal para la evolución de lo fantástico: ¿qué ocurre entonces en el mundo
interior del personaje/lector?
A pesar de todo lo dicho, las obras
literarias clasificadas dentro de lo fantástico tienen rasgos comunes que
permiten hablar del tema, estos pueden ser descubiertos a partir de distintos
caminos, es por eso que se habla de “modo literario”, “categoría”, “género”,
etc., los cuales no coinciden del todo.
3.
Lo fantástico en la literatura y otras formas discursivas
Borges había mencionado que no hay un solo género que no pueda alojar
lo fantástico, de aquí que se sobrepone a Todorov, quien afirmaba que la
significación alegórica eliminaría lo fantástico. Barrenechea organizó una
tipología de la literatura fantástica, mencionaba el mundo ficcional como base
para lo fantástico, puesto que en este mundo se incluyen las relaciones
semánticas, referenciales y discursivas propias del mundo real, tomando algunos
textos literarios como condicionantes de ficcionalización[6] y referentes que dialogan con el mundo base.
Para Miguel Alvarado, lo fantástico se define como “la repetición del
encuentro con una realidad sempiterna, la que solamente puede expresarse en la
escritura” (2012: 83), llegando a ser un nexo entre las Ciencias Sociales y la
Literatura, originando la llamada literatura antropológica como un mecanismo
hacia lo real. Para Flora Botton Burlá, quien basó sus estudios principalmente
en los teóricos franceses, lo fantástico se define desde el lector, quien debe
estar consciente de que lo que lee es una ficción y debe asumir su condición
como tal. El relato fantástico para Botton Burlá es un juego en el cual el
escritor es quien pone las reglas y el
lector las acepta: el lector sabe que es
ficción y toma el texto fantástico como actitud abierta; de aquí que se
enarbolan cuatro juegos: con el tiempo, con el espacio, con la personalidad y
con la materia (1983: 195). Para esta
teoría, la autora se basa en las obras de Borges, Cortázar y García Márquez,
enfatizando el carácter lúdico de la literatura propuesta y agregando que lo
fantástico, para serlo, necesita violar las reglas del mundo (Ibid: 44).
Por otro lado, Jaime Alazraki propone una literatura
neofantástica, que surge a partir del
rigor científico del siglo XX, oponiéndose directamente por no encontrarse en
ella una explicación lógica. Además agrega un dato importante: “el empeño del
relato fantástico dirigido a provocar un miedo en el lector, un terror durante
el cual trastabillan sus supuestos lógicos, no se da en el cuento
neofantástico” (1990:29). Lo neofantástico establece el elemento metafísico
para entender el ambiente descrito. Esta definición se prolongaría desde
inicios del siglo XX con La metamorfosis de Kafka, hacia los escritores
del “Boom” en Hispanoamérica permitiendo dar una nueva mirada a la realidad, y
sirviendo de base para lo que se llamará metafantasía.
3.1.
La fantasía en el siglo XXI
Hoy en día el término de fantasía, se prolonga más allá de lo
real/verosímil, modo discursivo, etc., desde un concepto comercial de librería,
que limita el término ambientándolo solo en criaturas sobrenaturales en un
mundo medieval u otros temas semejantes, hasta el carácter genérico literario
que se ha visto en este estudio. La fantasía sigue en constante evolución, en
base a los parámetros y cosmovisión de mundo de la cultura emergente. Las
constantes transformaciones del texto e hipertexto, la adaptación digital de la
crítica literaria, la resemantización de los espacios en términos culturales
filosóficos y antropológicos al igual que el de los conceptos claves han
permitido avances en los estudios literarios de la fantasía, sin mencionar
además los problemas raciales, ambientales, de género, sociales y muchos otros
que han aportado al desarrollo del tema.
Por lo anterior, existen distintas derivaciones de fantasía, tales como
fantasía realista, fantasía victoriana, fantasía épica, fantasía heroica, fantasía
urbana, entre otras, que no han sido estudiadas como especialidad en
Hispanoamérica, y de las cuales es preciso abordarlas. La respuesta a esta situación radica en el
hecho de analizar dos fuentes principales que conforman la teoría de la
fantasía: los estudios y las obras en sí, entrelazando los avances tecnológicos
y científicos con la tradición literaria, un fenómeno que ha causado la
confusión de literatura fantástica solo como ciencia ficción.
3.2.
A modo de conclusión
El avance de los estudios limítrofes (dentro del campo teórico)
permitirá el ingreso de los tipos de fantasía al canon impuesto en términos
generales, aunque aún falta mucho en estudios hispanoamericanos, es preciso
reconocer a lo fantástico como un concepto importante dentro de las distintas
narrativas en las artes y en la literatura como tal. Junto a esto, es necesario
acotar que en otras concepciones no occidentales, el término ha tenido otras
visiones literarias y algunas se asemejan a nuestra evolución occidental. Pese
a todo ello, el concepto de género fantástico debe reconocerse con mucha mayor
seriedad a como el público común está acostumbrado a definirlo, y además, como
ya se ha visto, enlazar el origen de lo fantástico dentro de la literatura en
sí: el ser humano siempre ha estado entre lo fantástico y lo real, entre lo
verosímil o ficticio, por lo tanto, resulta sumamente necesario efectuar
estudios tanto diacrónicos como anacrónicos para precisar a cabalidad el tema.
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III de Madrid, 6 al 9 de mayo de 2008.
Madrid: Asociación Cultural Xatafi y Universidad Carlos III de Madrid.
[1] A este conjunto de
características se le conoce como epos.
[2]Cuando se intentan definir
las bases de lo fantástico, se toman estas obras, sin embargo, hay muchas otras
que incorporan temáticas fantásticas, tal como ocurre con un texto sumerio
escrito un milenio antes que los famosos
textos homéricos, conocido como El poema
de Gilgagmesh que incorporaba intervenciones divinas, gigantes, monstruos,
el motivo del viaje, héroes, entre otros aspectos.
[3] Se entiende a
diferencia de la antigüedad clásica, que lo ficcional se trata agregando hechos
y características al relato que son ajenas a este: Las hazañas del epos se entienden por la cosmovisión de
mundo mitológica (para una mayor comprensión del tema ver la obra Las formas simples de André Jolles).
[4] Un concepto
desarrollado de forma particular y única
por Tolkien. En tiempos actuales, el concepto ha sido desvirtuado de su
significado.
[5] Un ejemplo actual se
encuentra en la obra Cuentos de Hadas
para adultos, la lógica del inconsciente, de Carmen Fink que trata sobre
temas del psicoanálisis en una serie de cuentos breves.
[6] El concepto se define
por Viñas Piquer como un “pacto entre implícito entre escritor y lector”, donde
puede narrarse un “mundo posible” (2002: 518).
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Esteban Vera
Co-editor de la revista Nueva Fenix
El artículo muestra el gusto en este tipo de literatura. Este paseo por las distintas aseveraciones, críticas y búsqueda del "título" para este tipo de lectura afirma la importancia de la misma. No por nada muchas de estas obras han sido llevadas a las pantallas, donde si bien resulta interesante y envolvente el ver las imágenes y escenarios diseñados por otras personas en base a la lectura, nada se compara con lo enriquecedor, liberador y mágico de sumergirse en este tipo de literatura donde se reunen las dudas e incertidumbres, lo irreal junto a los deseos y la realidad conjugadas en uno solo.
ResponderEliminarSuper artykuł. Pozdrawiam serdecznie.
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