martes, 14 de abril de 2015

La fantasía de nuestras expectativas.





-
-.Sebastián Ruíz




Desde hace semanas he estado buscando el momento exacto en que comencé a desconfiar de las editoriales, el momento preciso en que me dije que si llegaba a publicar un libro, sería de forma independiente y bajo mis reglas.  Luego de mucho pensarlo, creo que fue a los diecisiete cuando la semilla de la desconfianza se plantó en mi interior, sin percatarme, ingenuamente, de la forma en que avanzaban sus ramificaciones silenciosas. Cierro los ojos, y puedo recordar con gusto que hablo de una época donde las hojas corrían delante de mis ojos y las palabras se deslizaban como agua entre mis dedos; escribía y leía como si literalmente "No hubiese un mañana". Planas llenas de experimentación, sin filtro, sin prejuicios; quería saber, aprender, descartar y escribir. Con el mismo ritmo desenfrenado, entre contacto y contacto, llegué a una editorial. Era un adolescente y soñaba con el ideal romántico que había instalado en mi cabeza y del que creí  era parte el mundo literario: Poco dinero, mucho esfuerzo, historias de vida deprimentes, eternos, gloriosos, malditos; tenía como dije: diecisiete años. Aunque no estaba tan alejado con eso de "Poco dinero y mucho esfuerzo". Sin embargo, en ese momento, toda mi experiencia editorial terminó bajo el lema de "Si tienes el dinero, te publicamos"; sin análisis, sin lecturas profundas, sin críticas... Dije, y no me arrepiento: "Gracias, pero no gracias". 


El glamour y el renombre, el estatus intelectualoide, y el ego de poseer estampada la imagen de un editor en tu libro, todo eso viene ilusamente con el logo de una editorial. Ahora sé que la mayor parte del tiempo, para los escritores noveles, no son más que malas revisiones ortográficas, diagramaciones terribles y publicidad precaria... No tengo que hacer una investigación para comprobar lo que había visto en ejemplares físicos de editoriales pequeñas o grandes, eso importa poco. No voy a meter a todas en el mismo saco, he visto hermosas ediciones, tapas duras, un encuadre maravilloso; no son todos sin embargo, no son la mayoría por desgracia. Mi pensamiento, por lo tanto, es que finalmente te conviertes en el editor de tu editor, en el supervisor de tu diagramador, en tu publicista, y me pregunto, entonces ¿Por qué realmente estoy pagando?

Hemos discutido mucho eso aquí, entre amigos, en sociedad Impía, y nuestra editora se negaba a creer que fuera así del todo. “Voy a investigarlo-dijo una tarde mientras tomábamos café en la cafetería donde trabaja de mesera- uno de los chicos quiere publicar su libro y voy a investigarlo por los dos”… Lo hizo. Chile, Argentina, España, México, escritores y escritoras, jóvenes y maduros, procesos administrativos y experiencias de publicación. Ella le escribió y se citó con todos aquellos con lo que pudo. Su veredicto final: "Deberíamos decirle al Fran que busque una independiente, que construya su maqueta editada, ilustrada, diamagrada, lista y busque una editorial que pueda hacer el mismo trabajo. O que junte la plata y busque a un encuadernador”. No hemos vuelto a hablar del tema desde entonces. Pero no puedo evitar seguir dándole vuelta al asunto… ¿qué pasa? 

Chile tiene más editoriales que lectores, esa es una frase que viene repitiéndose desde hace mucho, y cada día surgen más y más pequeñas independientes que desean mejorar el trabajo, luchando desesperadamente por sobrevivir en una sociedad donde casi no existen lectores. Tal vez esa desesperación nos ha precarisado, la competencia, las pocas oportunidades y los grandes costos en los stand de las ferias regionales que reemplazan los espacios "caprichosos" de las grandes librerías  cuando no eres un "escritor de culto".  Quizá la ecuación que funciona es cantidad versus calidad, no estoy seguro. Quizá faltan especialistas en gramática, diagramación, publicidad; que amen realmente pertenecer a una editorial. Uno podría realizar muchas suposiciones, mientras tanto, seguiremos escuchando a los escritores decir que "su primer libro fue una vergüenza de edición". 


*Muchas gracias a todos los escritores que nos contaron sus experiencias en publicación de libros, fanzine y revistas. Muchas gracias también a los editores y editoriales que nos aconsejaron sobre los detalles a la hora de elegir una para publicar. 


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